Cada 30 de agosto, los corazones argentinos latimos al ritmo de la historia ferroviaria del país. Es el aniversario de la inauguración, en 1857, del primer ferrocarril en el territorio que por entonces albergaba la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires.
El ferrocarril emergió como respuesta audaz a un reto logístico y económico sin precedentes. La inquebrantable necesidad de unir los núcleos urbanos y los puertos de exportación, fue el impulso económico que se necesitaba.
Entre los muchos capítulos que conforman la epopeya de rieles y locomotoras en la Argentina, uno se alza distinto. El ferrocarril a Neuquén, en contraste con sus contrapartes, cobró vida con una urgencia marcada por el viento de una posible guerra con Chile.
Un conflicto de límites.
La ocupación realizada por Chile en 1843 de una parte del territorio de Magallanes marcó el inicio de una disputa fronteriza. Cuatro años después, comenzó un intercambio diplomático con la protesta presentada por el gobierno argentino. Esta protesta se renovó sucesivamente y en diferentes momentos. Estos esfuerzos culminaron en la firma de varios tratados, incluyendo los de 1856 y 1881.
Cuando llegó el momento de llevar a cabo en la práctica los límites acordados en dichos tratados y después de que se nombraran peritos según lo estipulado en la convención de 1888, se observaron diferencias en las opiniones de los peritos en relación con el procedimiento a seguir en la demarcación. Esta discrepancia de opiniones se intensificó considerablemente y provocó el fracaso de los trabajos previstos para la temporada de verano de 1892-1893.
En Chile se discutía sobre la posibilidad de conflicto. En 1894, comenzaron a realizar una intensa preparación militar, enviando a un General a Europa con el fin de adquirir armamentos y contratar oficiales alemanes. Además, emprendieron la construcción de una segunda flota naval. Durante la temporada de 1894-95, las conversaciones entre las comisiones chilenas y argentinas resultaron infructuosas, sin llegar a un acuerdo.
En esos años, Chile envió de manera sigilosa varias comisiones de oficiales con la misión de estudiar las características geográficas de las fronteras argentinas, con un enfoque militar. La tensión fue en aumento y tuvo eco en Europa: los bancos suspendieron sus operaciones con Argentina, la inmigración se detuvo, la actividad comercial interna se estancó y los inversionistas se volvieron cautelosos. La opinión pública empezó a considerar cada vez más la posibilidad de un conflicto armado como algo inminente.
Fue en ese momento cuando el gobierno argentino comenzó a tomar medidas, y la primera acción que llevó a cabo fue impulsar la construcción de una línea ferroviaria estratégica, con el propósito de disponer, en caso de un conflicto, de una vía rápida para desplegar un ejército en la Cordillera de los Andes.
A mediados del año 1895, el ministro del Interior, el doctor Benjamín Zorrilla, comunicó al presidente de la comisión local del Ferrocarril Sud, el ingeniero Guillermo White, que el gobierno tenía la intención de promover el desarrollo de una vía férrea hacia Neuquén. Además, expresó que consideraba que Ferrocarril Sud era la empresa adecuada para llevar a cabo dicho proyecto. En respuesta, el presidente de la comisión local informó al ministro que se había realizado un reconocimiento del recorrido algún tiempo atrás, pero que los resultados obtenidos no fueron satisfactorios. Por lo tanto, para realizar la construcción sería fundamental contar con el respaldo efectivo del Estado. Esto se debía a que, en general, los terrenos carecían de suficientes puntos de agua y pastizales, y la población era escasa y dispersa en una extensa área.
El ministro del Interior reiteró su propuesta, ofreciendo como incentivo una donación de tierras, aunque esta oferta no encontró aceptación debido a que el tramo planeado para la vía pasaba por terrenos privados. Tras un análisis exhaustivo de la situación y con el objetivo de colaborar con el Poder Ejecutivo en su intención, el ministro del Interior, por un lado, y don Guillermo White, representante de la empresa Ferrocarril Sud, por otro, firmaron un contrato el 16 de marzo de 1896 para la construcción urgente de la línea ferroviaria.
Después de ser aprobados por las Cámaras de Diputados y Senadores, se presentaron los planos correspondientes. Luego, mediante un decreto del 13 de septiembre de 1897, se inauguró la primera sección de la vía, que tenía una longitud de 175 kilómetros, conectando Bahía Blanca y Río Colorado. La segunda sección, abarcando 177 kilómetros entre Río Colorado y Choele Choel (actualmente estación Darwin), fue inaugurada el 30 de junio de 1898. La tercera sección, que se extendía por 56 kilómetros entre Choele Choel y Chelforó, se abrió el 31 de diciembre del mismo año. Finalmente, el 30 de mayo de 1899, se completó la conexión hasta la confluencia con los ríos Neuquén y Limay.

La tensión aumenta
Durante los últimos años de la administración del doctor José Evaristo Uriburu, la disputa limítrofe con Chile adquirió una gravedad marcada. En 1897, las relaciones con la nación vecina continuaban tensas de manera alarmante. La posibilidad inminente de un conflicto abierto instó a ambos gobiernos a reforzar y organizar sus recursos militares, preparándose para cualquier contingencia.
La creciente excitación pública presagiaba un panorama sumamente peligroso y generaba la convicción de que la resolución del conflicto inevitablemente se alcanzaría mediante el uso de la fuerza. Este período, concretamente el año 1896, coincidió con la implementación del servicio militar obligatorio.
La preparación militar implicó gastos considerables. Se adquirieron embarcaciones y equipamiento. Los presupuestos de 1896 y 1897 arrojaron un déficit de 52 millones y 40 millones de pesos, respectivamente. La deuda externa e interna experimentó un aumento. En 1897, se llevó a cabo un empréstito nacional emitiendo títulos de cien pesos con un interés del 6 por ciento, ya que se consideraba inminente la posibilidad de guerra, logrando recaudar 38.405.000 pesos.
Cualquier acto imprudente podía desencadenar una confrontación; sin embargo, la serenidad y la reflexión, lograron disipar el peligro que flotaba en el aire, alimentado por la retórica intransigente y belicosa de la prensa. La responsabilidad inclinó la balanza hacia las vías pacíficas, permitiendo que los gobiernos retomaran el diálogo y calmaran sus ánimos.
Arbitraje
Se acordó que los peritos presentarían sus propuestas finales para toda la frontera en agosto de 1898. Ambos gobiernos se comprometieron a facilitar los recursos necesarios para llevar a cabo los estudios pendientes y asegurar el éxito de estos, permitiendo que los peritos desarrollaran sus delineamientos generales después de la temporada de verano de 1897-98. Previamente, a través del protocolo del 17 de abril de 1896, se había establecido que los puntos en los que los peritos de ambas partes no llegasen a un acuerdo serían sometidos al arbitraje de «Su Majestad Británica».
En octubre del año 1898, Julio Argentino Roca asumió por segunda vez la presidencia de la República, comenzando su mandato con la histórica reunión en el Estrecho de Magallanes con el presidente chileno.
Después de esta entrevista presidencial, la fragata «Sarmiento» visitó los puertos de Chile y posteriormente el crucero chileno «Zenteno» arribó a Buenos Aires, transportando a los delegados chilenos para la conferencia que estableció los límites en la región de la Puna. Estos esfuerzos culminaron en los acuerdos de mayo de 1903, que pusieron fin a la antigua disputa entre las dos naciones.
El fallo emitido por el árbitro británico el 20 de noviembre de 1902 reconoció derechos de Argentina en la zona sur, pero otorgó a Chile 54.000 kilómetros cuadrados en la región de la Puna. Los peritos encargados de la demarcación de los límites fueron el doctor Francisco P. Moreno por parte de Argentina y Don Diego Barros Arana por parte de Chile. Sir Thomas Holdich actuó como representante arbitral en este proceso.

Adaptación del Capítulo 2, de Arturo Colleman del libro Mi vida de ferroviario inglés en Argentina.
Publicado en el portal Más Neuquén – www.masneuquen.com