Imaginemos un escenario donde tenemos la capacidad de resucitar a especies animales extintas, como el tigre de Tasmania, el león de las cavernas o incluso el mamut lanudo. A primera vista, esta idea puede sonar como algo sacado de una película de ciencia ficción, pero en realidad se trata de un campo de investigación científica conocido como «des-extinción».
Des-extinción
La des-extinción implica el uso de tecnología avanzada para intentar revivir especies que han desaparecido de la Tierra debido a la caza, la destrucción de su hábitat o eventos naturales.
Uno de los métodos es la obtención de ADN a partir de restos antiguos o de especies relacionadas que todavía existen en la actualidad. Este ADN proporciona un mapa genético que puede ser utilizado para crear un organismo que se asemeje al animal extinto. Con ese material en mano, los investigadores pueden recurrir a técnicas de clonación para generar un individuo que sea prácticamente idéntico. Este procedimiento implica la transferencia del material genético a un óvulo de una especie relacionada.
Otra técnica importante es la edición genética, que permite a los científicos modificar los genes de un organismo vivo con el propósito de que se asemejen más a los de la especie extinta.
Una vez que se ha logrado crear un individuo similar al animal extinto, la intención es reintroducirlo en su antiguo hábitat, siempre que sea factible, con el objetivo de contribuir a la restauración del equilibrio natural.
La des-extinción plantea cuestiones fundamentales en términos de ética y medio ambiente. En primer lugar, desde una perspectiva ética, surgen preguntas sobre si debemos realmente resucitar a especies extintas. Algunos argumentan que la des-extinción puede ser una forma de corregir errores humanos pasados, como la caza excesiva o la destrucción del hábitat. Sin embargo, otros sostienen que interferir en la naturaleza de esta manera puede tener consecuencias impredecibles y que deberíamos centrar nuestros esfuerzos en la conservación de las especies existentes en peligro de extinción.
En cuanto al medio ambiente, la reintroducción de especies extintas plantea preocupaciones sobre cómo estos animales afectarán a los ecosistemas actuales. Los animales resucitados podrían no encajar adecuadamente en sus hábitats originales o podrían competir con las especies existentes por recursos limitados. Esto podría alterar los equilibrios ecológicos y tener un impacto negativo en la biodiversidad y la salud de los ecosistemas.
El tigre de Tasmania
Los avances en genómica han abierto una nueva puerta hacia la posible resurrección del tigre de Tasmania, un marsupial carnívoro que se declaró extinto hace más de ocho décadas. Originario de Australia, Nueva Guinea y Tasmania, esta criatura siempre ha capturado la imaginación del público y la comunidad científica. Afortunadamente, la existencia de restos conservados en museos ha permitido a los investigadores tomar muestras genéticas para realizar análisis detallados.
La genómica es una disciplina científica que se centra en el estudio integral de los genomas. Un genoma es el conjunto completo de información genética de un organismo. Esta disciplina ha tenido impacto significativo en nuestra comprensión de la biología, la medicina y la biotecnología.
En Suecia, han logrado llevar a cabo la secuenciación del ARN del tigre de Tasmania, siendo esta la primera vez que se ha conseguido hacer algo similar con una especie extinta. Los hallazgos han sido publicados en la revista Genome Research.
Concretamente, se logró secuenciar el ARN extraído de los tejidos cutáneos y musculares del ejemplar, permitiéndoles identificar genes particulares del tigre de Tasmania. Este conjunto de datos se cataloga bajo el término «transcriptoma» del animal, de manera análoga a cómo la información en el ADN se agrupa bajo la denominación de «genoma».
La importancia de este logro radica en varias áreas. Primero, la secuenciación de ARN proporciona información inestimable sobre los genes del animal, así como las proteínas que se producen en sus tejidos y células. Este conocimiento genómico podría ser crucial para entender la biología del tigre de Tasmania de una forma más completa.
En segundo lugar, al descifrar la composición genética del animal, los científicos pueden estar más cerca de desarrollar técnicas para revivir a la especie.
El mamut
La des-extinción de animales como el mamut, para algunos científicos es una quimera, pero para otros es un sueño posible y cada vez más cercano. La compañía de biotecnología Colossal ha asegurado que puede resucitarlo y se ha atrevido a poner una fecha muy cercana: en 2027 o 2028, aseguran, los mamuts podrían volver a las tundras del Ártico. Los mamuts se extinguieron aproximadamente hace 4000 años.
El mamut lanudo, además de ser una especie icónica, es una prioridad de los científicos que trabajan en procesos de des-extinción, por diversas razones: hay restos muy bien conservados gracias al permafrost, tipo de suelo que se encuentra en regiones frías y que permanece congelado durante largos períodos de tiempo, de los cuales obtener material genético es más sencillo; existen especies cercanas que pueden desarrollar embriones viables, como el elefante africano; y además, los científicos aseguran que el regreso de los mamuts podría mejorar el ecosistema de la tundra ártica y ayudar a mitigar el cambio climático.
El ADN recuperado de los mamuts encontrados en el Ártico ha sido completado con material genético del elefante asiático, con el que comparte el 99,6% de su código genético. Una vez consigan crear un embrión viable, la siguiente fase sería introducirlo en el útero de una hembra de elefante africano para su desarrollo. La elección de esta especie en vez del elefante asiático se debe a que es más cercana en tamaño al de los mamuts y, por lo tanto se considera la más adecuada para la gestación.
La última fase del plan consistiría en reintroducirlos en su hábitat, la tundra ártica: originalmente se pensaba en Siberia como banco de pruebas, pero el deterioro de las relaciones con Rusia a raíz de la guerra de Ucrania obliga a barajar otros posibles hábitats.
A pesar de todas las promesas e inversiones ingentes de dinero, la des-extinción es un sueño más complicado de lo que parece sobre el papel: recientemente un estudio señaló que, aunque es posible devolver a la vida animales extintos, estos nunca serán exactamente la especie original por dos motivos. El primero es que el propio hecho de completar los huecos del código genético con ADN de otra especie, por muy similar que sea, puede tener un impacto importante en el animal resultante, ya que puede suceder que precisamente las partes que faltan tuvieran la clave para desarrollar características propias de la especie que se quiere resucitar. Por ejemplo, si en el código genético del tigre de Tasmania faltaran los genes responsables de las características rayas de su pelaje. El segundo problema está relacionado con la socialización: aunque el animal gestado fuese genéticamente cercano a su pariente extinto, sus comportamientos y su relación con el ecosistema corresponderían a la especie adoptiva. Además, al tratarse de un animal “híbrido”, resultaría difícil predecir cuál sería su comportamiento y su viabilidad.
Conclusión
La posibilidad de resucitar especies animales extintas a través de la des-extinción es un campo de investigación prometedor. La ciencia ha avanzado significativamente en la secuenciación genómica y otras técnicas, lo que nos acerca a la idea de ver nuevamente a criaturas como el tigre de Tasmania o el mamut lanudo deambulando por la Tierra. Sin embargo, debemos ser cautelosos y considerar cuidadosamente las implicaciones éticas de nuestras acciones, así como el impacto potencial en los ecosistemas existentes. La des-extinción plantea preguntas importantes sobre nuestra relación con la naturaleza y nuestra responsabilidad en preservar la biodiversidad. A medida que avanzamos, es fundamental mantener un equilibrio entre la curiosidad científica y la responsabilidad.