La Antártida no es inmune a la contaminación plástica. Un estudio publicado en la revista Frontiers in Marine Science, revela que los micro plásticos han invadido esta región, incluyendo la Antártida Argentina.
Los micro plásticos
Los micro plásticos son fragmentos de plástico menores a 5 mm que se generan por la descomposición de objetos de plástico más grandes. Estos diminutos trozos de plástico se han encontrado prácticamente en todos los ambientes del planeta, desde las profundidades oceánicas hasta las montañas más altas. Su pequeño tamaño y persistencia hace que sea muy difícil removerlos una vez que llegan a los ecosistemas. Por ello, es clave entender sus fuentes y rutas de transporte para poder mitigar el problema.
Según lo que se detalla en el artículo científico, se pueden identificar varios de los riesgos y consecuencias que presentan para el hábitat y la salud humana.
Uno de ellos es que los animales pueden confundirlos con alimento y consumirlos. Esto puede obstruir su tracto digestivo y provocar desnutrición. Además, los micro plásticos ingeridos por pequeños organismos pasan a sus depredadores al ser consumidos.
Pueden liberar sustancias tóxicas y dañar los tejidos de los organismos. También pueden atraer y concentrar otros contaminantes presentes en el agua. Facilitan el transporte de microbios potencialmente patógenos y larvas de especies invasoras a nuevos ambientes.
La salud humana también está en riesgo, ya que pueden ingresar a la cadena alimenticia de quienes consumen pescados y mariscos contaminados. Sus efectos crónicos son aún inciertos.
En el Mar de Weddell
El estudio se centró en el mar de Weddell, un área aislada de la Antártida que suele permanecer cubierta por hielo marino durante todo el año. Este lugar es conocido por sus extremas condiciones climáticas, con temperaturas que pueden llegar a -40°C en invierno. Su aislamiento lo convierte en un entorno ideal para estudiar cómo llegan los contaminantes, a entornos polares remotos. Está ubicado principalmente dentro del territorio reclamado por Argentina en la Antártida, entre los 25° y 74° de longitud oeste.
Durante la expedición de investigación realizada entre 2018 y 2019, los científicos recolectaron una variedad de muestras que incluían aire, agua de mar, sedimentos y hielo marino. El objetivo era rastrear las rutas de transporte de los micro plásticos hacia la Antártida y examinar cómo estos contaminantes afectan este ecosistema frágil.
La contaminación cruza continentes
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio fue la presencia de micro plásticos en todas las muestras analizadas. Estos diminutos fragmentos de plástico, en su mayoría fibras de poliéster, se habían infiltrado en todas las partes del entorno marino del mar de Weddell.
Esto plantea la pregunta de cómo llegaron estos micro plásticos a un lugar tan alejado. El análisis de las masas de aire reveló que algunos de estos contaminantes fueron transportados por el viento desde América del Sur, atravesando miles de kilómetros antes de llegar a la Antártida. Esta evidencia desafía la idea previa de que el frente polar antártico actúa como una barrera impenetrable para los micro plásticos.
Pero el transporte atmosférico no es la única ruta de entrada en la Antártida. Las corrientes oceánicas que rodean el continente también juegan un papel importante en la introducción de micro plásticos en este ecosistema polar. Esto subraya la complejidad de la contaminación y su capacidad para viajar grandes distancias antes de depositarse en lugares tan remotos como la Antártida.
Principales polímeros
Según lo reportado en el artículo, entre los principales polímeros identificados en las muestras de micro plásticos del mar de Weddell, el poliéster fue el más común, representando el 60% de las muestras analizadas. El poliéster es ampliamente utilizado en la fabricación textil.
En segundo lugar, el nailon, que constituyó el 14% de los micro plásticos. El nailon es común en redes y líneas de pesca.
En menor porcentaje el Polipropileno representó el 10% del total. Este polímero tiene múltiples aplicaciones como envases, tapas, cuerdas, etc.
El acrílico, que se emplea en fibras sintéticas para ropa y otros usos, representó el 5% de las partículas, y además se identificó un 11% de micro plásticos como sintéticos, sin poder determinarse el polímero específico.
Sumideros contaminantes
Uno de los aspectos más preocupantes del estudio fue la detección de micro plásticos atrapados en el hielo marino y los sedimentos del fondo marino. Esto sugiere que una vez que llegan a la Antártida, tienen una tendencia a quedar atrapados en estos medios.
El hielo marino y los sedimentos funcionan como «sumideros» que acumulan y retienen los contaminantes. Esto plantea preocupaciones adicionales. Cuando el hielo marino se derrite, los micro plásticos que contiene pueden liberarse nuevamente en el ambiente, lo que podría tener impactos a largo plazo en los ecosistemas locales y en la fauna marina.
Además, su presencia sugiere que la tasa de sedimentación en la región es más rápida de lo que se estimaba previamente. Este hallazgo tiene implicaciones significativas para nuestra comprensión de la dinámica de los ecosistemas marinos en la Antártida y cómo se ven afectados por la contaminación plástica.
El desafío de proteger la Antártida
La contaminación por plásticos es un problema global que afecta incluso a los lugares más remotos de nuestro planeta. Representa un riesgo adicional para la Antártida, una región que alberga ecosistemas únicos y frágiles. La introducción de micro plásticos en estos entornos polares podría perturbar los delicados equilibrios y cadenas tróficas que existen en la región. La fauna marina antártica, que incluye especies icónicas como pingüinos, focas y ballenas, también se encuentra en riesgo debido a su ingesta accidental.
Fuente: Frontiers in Marine Science