Allí están, esos son los 130 ladridos que buscan su lugar en el mundo, mientras reciben todo el amor que antes les fue negado. Son 130 seres que no descansan en su derecho a la vida y a tener su relación con otro ser a quien pueda abrirle su corazón de par en par. No es posible salir ileso de un lugar como el Palomar Refugio, uno de los más históricos sitios de atención y contención de perros en la zona del Gran Buenos Aires.
Desde hace más de 32 años, en ese lugar del partido de Tres de Febrero, el Centro Caseros de Protección Al Animal (CCPA) tiene a su cargo la administración, mantenimiento y servicio de guarda de 130 perros de diferentes edades, estados de salud, razas y especialmente de experiencias de vida que los llevaron allí, por el tiempo que sea necesario hasta encontrar un ser humano diferente al que ya tuvieron y poder rehacer sus vidas.
Para esta edición de El Diario de Vanesa les quiero contar de una visita que me debía pero que necesitaba estar bien emocionalmente para hacerla, porque el impacto de estos animalitos y también los recuerdos, me podían jugar una mala pasada. Y sentí que estaba en condiciones de poder hacer el recorrido, mantener una serie de charlas y pasar un lindo momento en el Refugio, para compartirlo con ustedes.

Es que, como le conté a Claudia (la encargada del lugar) en la entrevista, a los 7 u 8 años tuve la primera experiencia de la crueldad del abandono de animalitos: iba caminando y en la vereda había una cajita que todo el mundo corría con los pies, me acerqué y allí estaban cuatro cachorritos con mirada desesperada y el corazón roto. Los llevamos a casa y junto a mi hermano y mi familia pudimos recuperarlos en su salud y encontrar a las personas que esta vez le dieron una hermosa segunda oportunidad. Pero esa experiencia, a esa edad, me marcó para siempre. Por eso es que también digo que los perros han sido uno de los grandes amores que me han sostenido en los momentos difíciles y yo he tratado de hacer lo mismo con ellos.
En este caso, llegué al Refugio con la idea de conocer y destacar la tarea que hacen allí un grupo grande de personas y también el municipio de Tres de Febrero, con quienes tienen un convenio de asistencia y la relación con la dependencia de Zoonosis que es quien deriva los perros cuando hay un lugar. Como nos dijo Claudia en la entrevista, el sistema implementado hace tantos años es que a medida que uno de ellos ingresa en adopción, también reciben a uno en tránsito en el Refugio. Así, se mantiene constante el número de 130 seres habitantes de este lugar que se lo ve limpio, cuidado y con instalaciones adecuadas para esa estadía que siempre se espera sea por poco tiempo. Además, tienen todo el cuidado sanitario a través de un veterinario contratado por la institución y con las cirugías de castración que son sumamente necesarias.

Claudia es una persona que emana amor por todos sus poros, más allá de que lleva tantos años en la función que además heredó de su padre y con toda su familia comprometida en esta pasión. Llegó a tener 17 perritos en su casa, pero ahora sólo tiene siete. Y así con cada una de las personas que en forma permanente o voluntaria forman parte de este equipo solidario.
En la actualidad, tres mujeres están en forma permanente con el plantel de canes en el Refugio, mientras que cerca de cuarenta llegan voluntariamente los fines de semana para el encuentro con los perritos, a quienes pasean, atienden y juegan, como se ve en el video que acompaña esta nota. También realizan las tareas de aseo y acondicionamiento del todo el predio y en especial de los caniles donde esos habitantes pasan sus horas.
También hablamos con las voluntarias Marta, Mirta y Natalia, que desde hace años no pueden evitar esos encuentros semanales con los animales que las esperan ansiosos para dar y recibir un inmenso amor.
Además de lo que reciben como aporte del municipio de Tres de Febrero, también sostienen esta hermosa actividad con el apoyo de la comunidad, con la juntada de tapitas que luego venden y con la venta de merchandising o promocionales que ofrecen en la plaza del Avión, en El Palomar. Las donaciones pueden ser de elementos de limpieza (especialmente lavandina y otros productos), dinero, tapitas de plástico o paté, picadillo o arroz, para la alimentación.
Por supuesto que tienen vías de comunicación (en Facebook: Los Perritos del Palomar y en Instagram: losperritosdelpalomarrefugio) y piden especialmente que si las personas tienen o encuentran perritos en abandono o situación de calle no los lleven al lugar, sino que envíen sus fotos para multiplicar la oferta de adopción a través de esas redes sociales. Además, como una forma adoptada hace años, no se da a conocer la ubicación exacta del lugar para evitar que abandonen en el predio a animales de la calle, como ha sucedido muchas veces en el ingreso a la institución. Sólo reciben perritos enviados por Zoonosis de la Municipalidad.
Una última cosita: algo que hablamos con Claudia y con las voluntarias, con lo que además coincido plenamente es que si vas a tener un animal contigo sea en forma responsable, con los cuidados, atención y amor que ellos mismos te brindan. Muchas veces la atención veterinaria puede complicar económicamente, pero existen lugares de los municipios o de las ONGs donde te pueden dar una mano, especialmente para las vacunaciones y para las castraciones. Abandonar un ser como ellos es muy doloroso para la persona y para el animal que pasa a tener la peor de las vidas que se puede tener, la calle. Por eso desde aquí también multiplicamos ese pedido que por reiterado no deja de ser necesario para que algún día, podamos cumplir ese deseo de que no deban existir lugares de contención y asilo de seres en situación de abandono.
Les dejo aquí el video con las hermosas entrevistas y las fotos de algunos de esos seres que están esperando a la familia que los llene de amor y a quienes ellos puedan dar toda la vida perruna que siempre brindan.
Será ¡HASTA LA PRÓXIMA!