Dice la ley 27337: «Establécese la obligatoriedad de debates preelectorales públicos entre candidatos a Presidente de la Nación, con la finalidad de dar a conocer y debatir ante el electorado las plataformas electorales de los partidos, frentes o agrupaciones políticas.»
La «grieta» se ha vuelto una característica dominante en la política argentina en las últimas décadas, y se manifiesta en diversos aspectos, como debates acalorados en el Congreso, confrontaciones entre líderes políticos y especialmente, en divisiones profundas de la sociedad. Esta polarización afecta la toma de decisiones y la gobernabilidad del país, que dificultan la cooperación entre los diferentes sectores políticos.
También en los debates presidenciales, que ofrecen a los candidatos la oportunidad de presentar sus propuestas y argumentos de manera transparente y directa a la sociedad. A pocas horas del primer debate presidencial del 2023, donde se abordarán los desafíos fundamentales que enfrenta nuestro país, desde cuestiones económicas, sociales (pobreza en primer lugar), seguridad, medio ambiente, etc., una pequeña síntesis de los dos antecedentes.
2015 – «¿En qué te han transformado, Daniel?»
Antes de que esta ley viera la luz en 2016 obligando a debatir los proyectos de los candidatos a presidente de la nación, un caso particular se vivió durante la campaña del 2015.
El 4 de octubre, en la Facultad de Derecho de la UBA, Mauricio Macri, Sergio Massa, Margarita Stolbizer, Nicolás del Caño y Adolfo Rodríguez Saá protagonizaron un primer debate presidencial, moderado por los periodistas Luis Novaresio, Marcelo Bonelli y Rodolfo Barili, pero donde se destacó la ausencia de Daniel Scioli, el candidato oficialista.
Al mes siguiente, el 15 de noviembre, en el mismo escenario (organizado por la ONG Argentina Debate), se vieron las caras finalmente Daniel Scioli y Mauricio Macri, los candidatos que habían logrado avanzar a la segunda vuelta electoral. Si bien el debate tuvo momentos de discusión y desacuerdo, se llevó a cabo con bastante respeto y no hubo casi necesidad de que el moderador pusiera límites. Se desarrolló justo una semana antes del balotaje que cambiaría el rumbo del país al elegir a Macri como presidente.
Este debate también se convirtió en un momento trascendental que resaltó el poder de las redes sociales y dejó frases que aún resuenan en la política argentina y siguen vivas en la memoria colectiva. Uno de los momentos más memorables del debate fue cuando Mauricio Macri le preguntó a Daniel Scioli: «¿En qué te han transformado, Daniel? Parecés un panelista de 6,7,8». Este comentario provocador reflejó la polarización política en ese momento y generó un impacto significativo en las redes sociales. Macri también hizo hincapié en la importancia de colaborar para fortalecer la democracia, recordando el faltazo de Scioli al primer debate que se había realizado con todos los candidatos en octubre de ese año. Por su parte, Scioli respondió destacando su culto a la independencia de los poderes y cuestionando quién tendría que pagar los costos de un eventual ajuste económico que consideraba inevitable bajo el gobierno de Macri.
El debate también se caracterizó por la ausencia de respuestas directas a las preguntas formuladas por los moderadores y los candidatos rivales, a pesar de que el manual de estilo contemplaba preguntas, respuestas y repreguntas. Fue un evento marcado por la confrontación y la retórica política, más que por las propuestas concretas.
La ubicación del debate fue motivo de controversia, con ambas fuerzas políticas disputando la elección del lugar. En aquel entonces, no existía la obligación legal para que los candidatos participaran en debates, lo que llevó a un espectáculo político lleno de acusaciones previas cruzadas.
En términos de impacto en las redes sociales, el debate generó aproximadamente 1.800.000 tweets, triplicando las menciones del primer debate realizado en octubre. El hashtag #ArgentinaDebate se convirtió en trending topic a nivel mundial, subrayando el interés global por los acontecimientos en Argentina.
Aunque no determinó directamente el resultado electoral, dejó huellas en la historia política del país, al ser el primer debate presidencial de la historia política argentina.
2019 – «Uberización de la economía»
El segundo debate presidencial en Argentina, realizado en la Universidad del Litoral y una semana después en la Universidad de Buenos Aires (13 y 20 de Octubre del 2019), abordó temas importantes como la corrupción, la seguridad y los desafíos económicos que enfrentaba el país. Los principales candidatos, el presidente Mauricio Macri y el favorito según las encuestas, Alberto Fernández, protagonizaron un intenso enfrentamiento verbal durante esas jornadas.
El debate contó con la participación de otros candidatos presidenciales que superaron el umbral requerido en las primarias, como Roberto Lavagna, Nicolás Del Caño, Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert.
Desde el inicio, la corrupción se perfiló como un tema central. Alberto Fernández acusó a Macri de favorecer a su hermano mediante decretos presidenciales y de no respetar la separación de poderes. Macri, por su parte, insistió en mencionar a «ellos», haciendo referencia a los Fernández y a la candidata a vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La seguridad fue otro tema relevante. Fernández propuso la creación de un Consejo de Seguridad para abordar el problema de la inseguridad, mientras que Macri vinculó a Fernández con grupos criminales y se comprometió a «cuidar a quienes nos cuidan», en referencia a las fuerzas de seguridad.
En lo económico, Macri destacó la modernización de la infraestructura y el aumento de las exportaciones durante su mandato, acusando a los Fernández de gestionar el país como si fueran los «dueños de la plata de los argentinos». Fernández, por su parte, criticó el alto desempleo durante la administración de Macri y lo acusó de haber «uberizado la economía». También criticó la concentración de poder en el Gobierno nacional. Por su parte Macri advirtió que el kirchnerismo podría quitar recursos a Buenos Aires y destacó los valores de la República y la independencia. Hubo acusaciones mutuas de falta de libertad de prensa, uno en su gestión presidencial y el otro como funcionario del gobierno de Néstor Kirchner. Se abordaron otros temas como la pobreza y el medio ambiente.
El segundo debate presidencial en Argentina reflejó las profundas divisiones políticas y los desafíos económicos y sociales que enfrentaban al país. Temas como la corrupción, la seguridad y la economía fueron expuestos a una sociedad profundamente dividida y polarizada entre dos bloques ideológicos representados por las dos principales fuerzas políticas: el peronismo progresista y la oposición, que incluía a partidos de centro-derecha y otras fuerzas políticas.