Dany salió con su pequeña moto Vespa desde Ecuador y en El Bolsón, le sacaron lo más preciado. Diego salió de Banfield, recorrió la Patagonia y llegó al glaciar.
El ecuatoriano Dany Rubio no podía creer que le habían robado la llave de la moto, sus documentos, plata, el archivo de cuatro años de viaje y la bandera de su país, a mediados de febrero en El Bolsón. Diego Colombo, en su bicicleta no tuvo que sufrir estos comportamientos cuando cruzó desde el conurbano bonarense la Patagonia que lo llevó en estas horas hasta el glaciar Perito Moreno levantando la bandera de la conservación del planeta.
Son dos historias unidas por la pasión del viaje, de nuestro sur argentino pero que recibieron tratos totalmente distintos. En el caso de Rubio, dejó guardada la moto en Bariloche y en estos días está en Puerto Montt, alojado en una iglesia, trabajando en changas de albañilería y pide desesperadamente poder recuperar sus pertenencias y en especial el archivo y esa bandera roja, azul y amarilla que guarda todos los recuerdos de su país.
«Ahora después de meses ya del robo puedo hablarlo sin llorar, lamentablemente lo que más duele es la información. Por eso salí a hablar para recuperar lo más importante que era mi disco duro, ahí es donde estaba toda la información de mi viaje desde el principio hasta ahora. Son años de esfuerzo y sacrificio, por eso salí a pedirle al ladrón que me devolviera eso, las llaves de mi moto, la bandera de mi país y el disco para poder continuar pero nunca nada pasó. También me dejó sin un peso porque se llevó todos mis ahorros, por primera vez en 4 años de viaje me sentí vulnerable», contó al sitio El Cordillerano.
Casi al mismo tiempo en que desvalijaban a Dany Rubio en El Bolsón, Diego Colombo salía de la localidad de Banfield, con su objetivo de recorrer hacia el sur de la Argentina de la mano de su campaña de concientización ambientalista. Su travesía se inició el 26 de febrero con una bicicleta prestada, algunos ahorros, ropa de abrigo, una carpa, aislante, agua y comestibles como latas de atún, avena o frutos secos, Colombo recorrió, en los primeros tramos, las localidades bonaerenses de Lobos, Roque Pérez, General Alvear, Tapalqué, Olavarría, Líbano, Villa Ventana, Las Grutas y Bahía Blanca.
Su trayecto siguió por La Adela, en la provincia de La Pampa, y luego las ciudades de Rio Colorado, Choele Choel, Chimpay, Villa Regina, hasta llegar a Neuquén, un recorrido que tuvo percances como la rotura de su bicicleta, que lo dejó varado “en caminos completamente de tierra, en el campo y de noche”, además de los vientos típicos de la Patagonia y el calor agobiante de fines de febrero y marzo, durante este año. Luego llegó a Bariloche, la Comarca Andina, Esquel y por la ruta 40 llegó a El Calafate, en Santa Cruz.
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En declaraciones a la agencia Télam, recordó que durante el viaje “dormía donde podía, donde me agarraba la noche, algunas veces en carpa y otras veces abajo de los puentes o dentro de los drenajes que encontraba en la ruta”, y agregó que su bicicleta se rompió varias veces pero pudo repararla, “algunas veces con la aguda de la gente de los pueblos”.
“Fui integrante de la ONG Greenpeace como donante, pero no encontraba la manera de poder participar más activamente en las problemáticas ambientales”, contó a Télam. En diciembre pasado, se unió como voluntario al movimiento global “Salvemos el Suelo”, que fomenta reformas políticas para regenerar, proteger y preservar los suelos.
Con respecto al objetivo del viaje, señaló que fue para “concientizar” y “poder llegar a los individuos” para de esa manera exigirle a los gobernantes que tomen una decisión acerca de la conservación del suelo. Por eso, su travesía incluyó la entrega de semillas para huertas, así como la realización de charlas en los colegios y en las organizaciones que le abrían sus puertas.
“Los pibes cada vez están más metidos en temas de ambiente, son quienes les enseñan a sus padres hoy en día, por eso desde mi lugar busco incentivarlos a que actúen, a que se sientan parte y que sepan que pueden ser agentes de cambio”, explicó Colombo.
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Por su parte, el ecuatoriano aún sigue penando para recuperar sus pertenencias, aunque admite que «las cosas lamentablemente se perdieron. Nunca pude recuperar nada. La policía no quiso seguir ayudándome ya que el único testigo quien vio mis objetos ser ofrecidos por un chico con las iniciales G.A., él es menor de edad y su padre no quiso ayudar con el permiso por miedo a represalias. Así que la policía simplemente dijo que no podía hacer nada y que diera como perdido todo».
A los medios de comunicación de la zona, Rubio señaló que «nadie pudo ayudarme, ya que no pude conseguir ningún trabajo. Así que tuve que guardar mi moto donde un amigo en Bariloche y venirme a Puerto Montt a una iglesia donde me están ayudando. Me dieron trabajo en una construcción y como gratitud sirvo en la iglesia hasta que pueda reunir el dinero suficiente para volver a comprar equipos y poder continuar mi viaje».