¿Cómo puede ser una opción económica un producto que hace 12.830 kilómetros desde una granja danesa a una mesa en la capital neuquina?. Brasil también envía.
Cuando el mercado chino baja la importación de carne porcina, tanto desde Europa como de Brasil se vende a un precio por debajo de los costos y así no se puede competir. El productor regional de excelente carne de cerdo brinda esta explicación. Y el razonamiento se sostiene con los números del crecimiento en el consumo y también en el aumento de importaciones que hace la Argentina en los últimos años.
Lo cierto es que desde hace unos años, apareció tentadora la posibilidad de un corte de cerdo para el almuerzo, la cena o el asado. Un menú impensado hasta la última década (o sólo reservada a momentos especiales o consumos exquisitos) llega hoy a formar parte de una dieta cotidiana. Para ir de lleno al tema: bondiola de cerdo en sándwich es una opción normal en los carritos de comida de cualquier ciudad patagónica; carré de cerdo a la plancha está en muchos almuerzos; un matambrito con mucho limón y especias acompaña el asado de carne vacuna.
Bondiola que no habla castellano
En los últimos 10 años, la gran porción de habitantes de Argentina con una dieta a base de carne comenzó a tener una opción más saludable y –sobre todo- mucho más barata que los cortes vacunos. Hicieron punta las grandes cadenas de hipermercados que llevaron a las góndolas lo que ya mostraban las estadísticas de aumento exponencial de las importaciones porcinas.
De acuerdo con la información oficial, en el 2012 el ingreso del exterior de carne porcina alcanzó las 17 mil toneladas, mientras que en 2021 ese número creció a las casi 42 mil toneladas. Si bien no hay registro del total de importaciones durante el 2022, sí se supo que en los primeros seis meses el ingreso alcanzó las 27 mil toneladas.
Pero lo que preocupa a los productores locales es el valor al que se accede en el mercado internacional: el freno de China a los ingresos de carne de cerdo hizo que grandes productores como Brasil vieran la necesidad de salir a vender “inclusive por debajo de los costos, por el sobrestock”, aseguró el analista del mercado porcino José Luis Uccelli.
“Está entrando mercadería barata, a un dólar barato, y compite con el producto que hacemos acá. Lo que sucede es que esta situación en nada ayuda al consumidor porque no es que el producto barato que entra de Brasil se vende barato al consumidor. Eso es una mentira. Se vende al mismo precio que el producto de la Argentina”, indicó.
Este argumento, en cuanto al valor en las góndolas es endeble por cuanto se observa en los últimos años cómo cadenas de hipermercados difunden ofertas con valores muy por debajo de los que necesitan los productores locales.
Así estamos
No obstante, los números de la producción nacional de carne de cerdo creció, también de la mano de una mayor demanda y de algunas políticas oficiales que acompañaron este avance. Siempre se recuerda cuando en la década del ´90 la provincia de Buenos Aires lanzó un plan que además de mejoramiento genético y de manejo, se fundaba en una cuestión cultural básica: dejar de hablar de chanchos para hablar de cerdos.
La producción porcina argentina alcanzó en 2012 unas 330 mil toneladas, mientras que en 2022 se llegó a 720 mil toneladas.
Los especialistas sostienen que la regulación del mercado internacional está dado por China y los países orientales, adonde se registra el mayor consumo por año por persona. La afectación del stock porcino en el gigante asiático por cuestiones de sanidad animal, hizo que creciera fuertemente la demanda de esos países. Cuando recompusieron su producción, bajaron la demanda y la producción que había crecido en Brasil y Europa, buscó otros nichos de mercado.
Esa es la foto de hoy. La producción argentina está sacudida por el ingreso de carne a menor valor y además con un dólar que no es competitivo, según indican las empresas nacionales.
El consumo de carne de cerdo ha crecido en nuestro país, acercándose a casi la mitad de la dieta masiva basada en carne vacuna.
Se estima que en la actualidad, en Argentina se consumen entre 20 y 22 kilos de cerdo por persona y por año, siendo el 85 por ciento de carne fresca y el resto de embutidos y chacinados.