En la guerra se puede encontrar algo de vida entre tanta muerte. Y a más de 40 años del conflicto, está vivo el momento en que la pequeña le dio lo que tenía a aquel soldado. Ambos, ahora lo recuerdan con sus palabras. Él desde Las Flores, ella desde Comodoro Rivadavia.
Con 18 años se bajó del avión con la madrugada a oscuras y lo primero que hizo fue preguntar dónde estaba. Sabía que la guerra por la recuperación de nuestras Islas Malvinas lo podía tener en algún aeropuerto, pero nunca pensó que llegaría a la costa de Santa Cruz, en la localidad de Puerto San Julián. Con el correr de las horas, se fue haciendo a la idea y al clima, aunque el frío de esos últimos días de abril de 1982 le perforaba los huesos.
Ella tenía 5 años y vivía con miedo las sirenas para los oscurecimientos, el dormir vestida (sin zapatos) porque en cualquier momento había que salir a resguardarse. Y como una nueva cotidianeidad de esos días, partir con su familia a dos cuadras de su casa a llevar comida para los soldados de las tres fuerzas que estaban en un lugar llamado “La Parrilla”.
Él, José Luis Dorney –ya Veterano de Guerra– cuenta a Pasó Hoy sobre el impacto que le causó que esa niña le entregara una bufanda y dos guantes de lana para resguardarse del frío: “en un momento se me acerca una señora con su hija y me dice que me quiere dar algo. Ella me da una bufanda y un par de guantes de lana, para que no pasara frío. Más que el frío de San Julián me partió el alma ese gesto, me enterneció tanto que aproveché la cámara de fotos que tenía y saqué esa foto que se ve en el cuadro”.
Ella, Magalí Triviño (ahora viviendo en Comodoro Rivadavia, con dos hijos de 24 y 27 años) recuerda que lo que le quedó en la memoria fue la bufanda que le entregó a aquel soldado. “Cada dos de abril, en la escuela nos pedían que contáramos lo que recordábamos de cómo se vivió la guerra en San Julián y yo contaba lo de la bufanda, no me acordaba de los guantes. Incluso su propia familia no sabía de eso», comenta en una entrevista que se le realizó en el espacio “Ruta Nacional Malvinas”, en el invierno de 2020.
Esa ronda de anécdotas y recuerdos también se dio en Tandil, más precisamente en la base de la Fuerza Aérea adonde se juntan todos los años los 30 militares que fueron a San Julián. En uno de esos encuentros, José Luis contó sobre el impacto que le había causado la entrega de esa niña y también sobre las dos familias de allí que los habían recibido como familiares.
Dos de sus compañeros se pusieron a buscar a esa niña (ya grande) por cielo y tierra. Una historia aparte es esa búsqueda, aunque ahora internet facilita mucho las cosas.
Un día, lo llaman a José Luis para decirle que no sólo tenían el nombre y apellido de ella sino también su teléfono. El ahora VGM cuenta que lo desplomó una gran emoción porque esos momentos de cumplimiento del deber en San Julián, se le vinieron encima.
“Eran más de las once de la noche cuando me animé a mandarle un mensaje a Magalí diciéndole quién era y me gustaría hablar en otro momento, porque ya era muy tarde”, recuerda.
Ella supo esa mañana a través de sus hermanos que la buscaba un soldado por el recuerdo de lo que le había regalado aquel día del invierno de 1982. “Insistieron mis hermanos y les dije: está bien, pero quiero hablar sólo con él, ni con los medios ni con nadie más que con él. Y cuando me mandó el mensaje esa noche, no dudé y enseguida nos pusimos a conversar”.
“Como si nos hubiésemos conocido de toda la vida”, dicen ambos a la vez.
Hace un año y medio, los 30 combatientes de la Sexta Brigada Aérea de Tandil que estuvieron en San Julián volvió allí invitados para un homenaje especial el 2 de abril. En ese encuentro, mágico y único, se vieron por primera vez personalmente ya siendo adultos, se abrazaron, él le regaló un cuadro y conversaron un rato. Quedaron el uno para el otro en aquel invierno de 1982 y así seguirán, ella en Comodoro Rivadavia y él en Las Flores.
Como el amor por nuestras Islas Malvinas,
que no detiene el tiempo
y se lleva en el corazón toda la vida.
En la entrevista con José Luis y Magalí, realizada en el espacio Ruta Nacional Malvinas por Sergio Sarachu y Rubén Russo, ambos no se conocían personalmente y relataron sus propias vivencias. Inclusive, el VGM también recordó lo que se vivía en el aeropuerto con la llegada y salida de aviones desde y hacia Malvinas, su tarea como Policía Militar y lo que significa la causa por la recuperación de nuestro territorio patagónico y argentino.
En la charla que tuvo José Luis con Pasó Hoy, hace unas horas, agregó su agradecimiento a aquellas familias que los albergaron durante el conflicto y a todo el pueblo y Municipio de San Julián que los trató tan bien en su reciente visita.
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También comentó que los integrantes del grupo publicaron dos libros con sus vivencias en el sur argentino que quedan como un testimonio eterno de lo que sintieron aquellos soldados y marcó a fuego a estos Veteranos. De los 30 que estuvieron en San Julián, siete ya han sido declarados como Veteranos de Guerra (incluido José Luis) “y esperamos ahora por el resto”, señaló en este verano seco y caluroso de Las Flores, provincia de Buenos Aires.