Los tres espacios serán parte de un “plan de campaña militar” para vigilar las producciones que ingresan divisas al país. En el yacimiento neuquino puede haber conflictos.
El anuncio del jefe de Estado Mayor Conjunto, Juan Martín Paleo, fue claro: de las ocho zonas que generan trabajo e ingreso de divisas en la Argentina, en tres se desplazarán tropas y equipos del Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada. Y no es casual que se apunte a resguardar el yacimiento de gas y petróleo neuquino o la industria de la pesca en el atlántico bonaerense y patagónico. De estas dos zonas (pronto será la extracción del litio en el norte argentino) emergen dólares para sostener el sistema económico y financiero de todo el país, para pagar la deuda a los acreedores y para ir cumpliendo los compromisos con el Fondo Monetario Internacional.
En el caso del escenario bahiense que se incorpora en esta custodia militar incluye la Base Naval Puerto Belgrano, la industria petroquímica y el puerto (donde puede salir tanto el petróleo como la licuación del gas neuquino). En estos objetivos estratégicos no se observa el diagnóstico de conflictividad que sí se puede pronosticar en los otros dos escenarios.
Es que en el caso del mar argentino, especialmente durante los meses de extracción de merluza hubbsi y la de cola, del calamar, el langostino, el abadejo, la anchoíta y la caballa, la vigilancia de las flotas de pesca nacionales y extranjeras no siempre están libradas de conflictos. Es la Prefectura Naval Argentina con la ayuda en algunos casos de la Marina quienes hacen este control, hasta llegar a persecuciones y secuestros de naves con bandera China o de otros países. Allí se han registrado y se pronostican enfrentamientos por aire y mar con quienes se apoderan del recurso en forma ilegal dentro de las 200 millas náuticas que conforman el mar argentino.
No obstante, lo que aparece como una zona más caliente en cuanto a conflictividad terrestre es la región de la formación Vaca Muerta por cuanto allí hay intereses encontrados entre empresas nacionales y extranjeras con propietarios de tierras (pueblos originarios) y reclamos gremiales. En este sentido, se incluye como antecedente de garantizar la “paz social” la auspiciada por el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, desde el gobierno de Mauricio Macri hasta la fecha.
Y otro tanto abona el adelantado proyecto neuquino de Consulta a comunidades reconocidas legalmente de pueblos originarios ante el avance de las extracciones en forma no convencional que realizan las empresas en Vaca Muerta.
Para esas empresas es también una garantía de continuidad y rentabilidad el despliegue de tropas y equipos militares que se planea en este Plan de Campaña anunciado por el titular del Estado Mayor Conjunto, avalado por el gobierno Nacional.
No obstante, se presagian alergias sociales ante la presencia militar en esa región neuquina, históricamente luchadora por los derechos humanos, sociales y de pueblos originarios. Un ejemplo de esto es la construcción en el área de Vaca Muerta de una base financiada por el Comando Sur norteamericano que albergará a militares de ese país con un objetivo de “ayuda humanitaria” pero que una multisectorial neuquina denuncia con otros fines.
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Otro antecedente conflictivo se debe anotar en lo que fue la reacción del gobierno neuquino ante el decreto del expresidente Macri (el 768 de 2019) que ubicaba a la zona de Vaca Muerta como operativa para la Gendarmería Nacional, atendiendo a “brindar las condiciones de seguridad necesarias que garanticen la correcta explotación de hidrocarburos y el suministro de bienes e insumos indispensables para el correcto desarrollo de dicha actividad en esa zona”.
La medida, impulsada por la exministra Patricia Bullrich, fue duramente rechazada por el gobierno neuquino y no llegó a ponerse en práctica, aunque sigue vigente.
Oficialmente, el gobierno del Neuquén no se ha expresado ante el trazado de estos tres escenarios considerados objetivos de defensa y seguridad nacional, con intervención de las fuerzas armadas argentinas.
De esta manera, en la exposición de las primeras tres “campañas militares” se observa el doble objetivo de custodiar las fuentes de ingresos de dólares para el gobierno Nacional (coparticipables) y también para las empresas nacionales e internacionales involucradas en estas producciones. La presentación en el extranjero de áreas de explotación de petróleo, gas o litio con una garantía militar de paz social, es un valor agregado para la seducción de inversiones.
De los tres objetivos diseñados para el presente año, sólo será extraña y quizá alérgica la presencia militar en territorio neuquino, ya que tanto en el complejo bahiense como en el mar argentino, esas figuras ya son más habituales y cotidianas.