Que menos del uno por ciento de los contribuyentes argentinos pague el Impuesto a las Ganancias parece estar muy cerca, tras la aprobación en la Cámara de Diputados de la reforma presentada por el gobierno Nacional. La iniciativa, que elimina la cuarta categoría del tributo y eleva el umbral a 1.770.000 pesos, será tratada ahora por la Cámara de Senadores. La votación registró 135 votos a favor, 103 en contra y ninguna abstención, con respaldo de partidos oficialistas, el bloque de Javier Milei, el peronismo federal y el Frente de Izquierda, entre otros legisladores provinciales.
Los diputados del Frente de Todos (Unión por la Patria) destacaron el beneficio para los trabajadores de altos ingresos previamente afectados por el impuesto, criticando a Juntos por el Cambio por no haber avanzado en este tema cuando estaban en el poder. La oposición calificó la medida del ministro y candidato Sergio Massa como «electoralista» y la mayoría de los expositores argumentaron que podría generar desequilibrio económico y, posiblemente, llevar a una «hiperinflación».
El proyecto de reforma del Impuesto a las Ganancias apunta a implementar cambios a partir de 2024, eliminando la cuarta categoría y estableciendo un impuesto cedular para ingresos superiores a 15 salarios mínimos mensuales (actualmente más de $1.770.000, pero ajustado próximamente en la reunión del Consejo del Salario a $2.000.000). Este nuevo impuesto tendrá una tasa progresiva sobre el excedente, variando del 27% al 35%, y se actualizará dos veces al año según el salario mínimo.
En consecuencia, solo alrededor de 88.000 contribuyentes, menos del 1% de los ingresos totales, estarán sujetos al Impuesto a las Ganancias, según cálculos oficiales.
El proyecto excluye a cargos de alta responsabilidad en empresas, como directores de sociedades anónimas, CEOs, gerentes y subgerentes, así como a las pensiones de privilegio y a los funcionarios políticos. Para los empleados en relación de dependencia, jubilados y pensionados que residen en ciertas provincias, habrá un tratamiento especial.
Carlos Heller, diputado oficialista, defendió el proyecto, argumentando que las políticas públicas deben implicar una mayor contribución de quienes tienen más recursos para ayudar a aquellos que tienen menos. Luciano Laspina, de Juntos por el Cambio, criticó la medida como «electoralista» y la calificó como una «estafa electoral» que podría llevar a la inflación debido a su costo fiscal.
Javier Milei, de La Libertad Avanza, expresó su apoyo al proyecto al considerar que los impuestos son una carga y cualquier reducción es bienvenida.
Myriam Bregman, del Frente de Izquierda-Unidad, respaldó la medida y criticó a ambas partes, señalando el deterioro del salario y la falta de apoyo sindical.
José Luis Espert, de Juntos por el Cambio, argumentó que la iniciativa no reducirá los impuestos y generará inflación al no estar equilibrada con recortes en el gasto público.
Además de la reforma en el Impuesto a las Ganancias, el ministro de Economía, Sergio Massa, trabaja en cambios para beneficiar a los trabajadores autónomos con un régimen llamado «Simple», que reducirá la burocracia y la carga tributaria para aquellos con ingresos de hasta 15 salarios mínimos. Este régimen se diferencia del monotributo y mantendrá un sistema de pago único mensual que incluirá seguridad social, IVA y Ganancias, calculado como un porcentaje de la facturación.