Cuando quedan pocos ejemplos para aferrarse en esta profesión y pasión del periodismo, de empeñarse en ser buena persona, se nos va el “Pelado” Ricardo Villar y no hay palabras que tengan el talle de él.
Es cierto, no hay palabras que tengan el talle de Ricardo Villar, mi jefe, mi faro en el periodismo y la vida. Los primeros papeles pegados en La Trastienda, aquella publicación que en los años 80 sacudía la modorra política y social de Neuquén, fueron los primeros pasos de lo que sería la pasión de mi vida. Él, Hugo Rodríguez y Bettina Introzzi estaban allí, en el pequeño local de la torre de Los Periodistas en la Diagonal España.
Hace unos días, cuando comenzamos con el desafío de Pasó Hoy tuvimos largas charlas sobre aquellos inicios, sobre los principios y la ética de aquel entonces y las nuevas tecnologías. La plata no lo es todo, mucho menos la fama. La honestidad en lo que se hace, la pasión y el compromiso con aportar información y seriedad en lo que se publica. Evitar el morbo, esquivar el elogio que esconde favores, abrazar el desafío diario de ser mejor persona antes que millonario.
El “Pelado” subió y cayó en sus empleos, siempre movido por sus convicciones y ante los sacudones políticos o económicos a los que nos acostumbró la región y el país. No dudó en irse o llegar cuando sus ideas y proyectos estaban por sobre lo material.
De lechero barrial a periodista, del negocio inmobiliario a ser Diputado Provincial, de las changas a la pequeña empresa de filtros de agua.
Basta Pelado, ya está bien. Que no quiero poner en pasado lo que hasta hace unas horas era el jefe y el faro en presente. Dejá que nos guardemos rápidamente cada una de las palabras y las enseñanzas y las multipliquemos, que en cualquier momento también armamos las valijas y nos tomamos un café en el Jimmy.
Ricardo Villar, periodista, histórico dirigente radical de Neuquén, dos veces diputado provincial, murió esta mañana, a los 73 años, en un sanatorio de la capital de la provincia donde estaba internado por un problema renal. «El Pelado», como todos lo conocían, integró las redacciones de RÍO NEGRO, de la radios LU5 y LU19, y formó parte de la camada de trabajadores de prensa que resistieron la dictadura y abrazaron con militancia la democracia, a partir de 1983.
Villar estaba internado por complicaciones renales y había sido trasladado a una habitación común desde la terapia. Pero esta mañana sufrió un paro, según contaron sus allegados.
Fue periodista del diario La Nueva Provincia (1968 y 1976); del diario El Provincial, de Viedma (1976 y 1977); LU15 Radio Viedma; LU19 La Voz del Comahue; RÍO NEGRO entre 1979 y 1984; LU5 Radio Neuquén entre 1984 y 1992; y diario La Mañana del Neuquén.
Fue dos veces diputado provincial: entre 1983 y 1987 como parte del bloque de la UCR, y entre 1999 y 2003 como integrante de la Alianza. La debacle de 2001 lo llevó a integrar el ARI. Fue candidato a gobernador en 2015.
“Desde los 18 años, mi vida pasó por el periodismo. Mi vida fue el periodismo. Llegué a él por casualidad”, se lee en uno de los tantos testimonios que se recogen en las redes.
“Nunca dejaré de conmoverme con una noticia, porque como me dijo don Fernando Rajneri, fundador del diario Río Negro, un Día del Periodista en que lo visitamos en sus últimos días de vida: ‘Jovencito, cuando uno entra en una redacción la tinta se le mezcla con la sangre, y no se la puede separar más’. “Y es mi caso”, dijo también.
Hola Sergio Sarachu. Soy Bettina Introzzi de Rodriguez. Dueña, con Hugo, de La Trastienda que mencionás en este precioso artículo del enorme periodista, excelente ser humano y amigo Pelado Villar. Te comento que el nombre de Rodríguez era Hugo Daniel. Digo, para que no se genere confusión! Saludos
Hola Bettina!!! Claro que me acuerdo de vos ahí también en el local de La Trastienda. Perdón por el error en el nombre, ahí lo arreglo. Un gran recuerdo de ustedes que me permitieron dar los primeros pasos en el periodismo. Un abrazo grande!!
Hola Sergio, gracias. Siempre te recuerdo como uno de los mejores redactores. Daba placer leer y corregir tus notas llenas de color, como se dice en la jerga, característica bien ausente en el periodismo! Un abrazo!