El Ministerio del Interior italiano informó que desde principios de año han llegado más de 120.000 inmigrantes por mar a Italia, incluyendo 11.000 menores no acompañados. En abril, el Gobierno liderado por Giorgia Meloni declaró un estado de emergencia de seis meses para hacer frente a este flujo de migrantes, pero no ha tenido el efecto esperado.
En la jornada de este miércoles, unos 7.000 migrantes llegaron a las costas de Lampedusa, en el mar Mediterráneo, lo que provocó la saturación del único centro de acogida en la isla italiana. Llegaron en aproximadamente 120 embarcaciones precarias, algunos con la intención de quedarse en Italia y otros con el objetivo de establecerse en países del norte de Europa.
La portavoz de la Cruz Roja Italiana, Francesca Basile, señaló que la situación es compleja y que, a pesar de los enormes esfuerzos, siguen proporcionando servicios básicos a las personas que ayudan.
Lampedusa, debido a su ubicación estratégica entre África y Europa, se ha convertido en uno de los destinos preferidos para el desembarco de migrantes, la mayoría de los cuales provienen de Túnez.
El alcalde de Lampedusa, Filippo Mannino, solicitó medidas urgentes, incluyendo la intervención del Ejército, debido a la insostenible situación en la isla. Se ha observado un gran número de pequeñas embarcaciones escoltadas o rescatadas por unidades de rescate frente al puerto.
Qué dice UNICEF
Los niños y las mujeres refugiados y migrantes son víctimas sistemáticas de la violencia sexual, la explotación, el abuso y la detención a lo largo de la ruta de la migración del Mediterráneo central que les lleva desde el norte de África hasta Italia, según advierte UNICEF en un informe.
“Una travesía mortal para los niños: La ruta de la migración del Mediterráneo central” ofrece una mirada en profundidad sobre los riesgos extremos que enfrentan los niños refugiados y migrantes cuando realizan el peligroso trayecto que les lleva desde África subsahariana hasta Libia y luego a Italia por mar. Tres cuartas partes de los niños refugiados y migrantes entrevistados en una encuesta dijeron que habían sufrido casos de violencia, hostigamiento o agresión a manos de adultos en algún momento del trayecto, y casi la mitad de las mujeres y los niños entrevistados denunciaron haber sido víctimas de abuso sexual durante la migración, a menudo múltiples veces y en múltiples lugares.
El año pasado, al menos 4.579 personas murieron intentando cruzar el Mediterráneo desde Libia, o 1 de cada 40 de los que lo intentaron. Se calcula que al menos 700 de los que perdieron la vida eran niños.
“El Mediterráneo Central desde el Norte de África hasta Europa es una de las rutas migratorias más mortíferas y peligrosas del mundo para los niños y las mujeres”, dijo Afshan Khan, Directora Regional de UNICEF y Coordinadora Especial para la Crisis de los Refugiados y Migrantes en Europa. “La ruta está controlada principalmente por contrabandistas, traficantes y otras personas que intentan atrapar a niños y mujeres desesperados que simplemente buscan refugio o una vida mejor. Necesitamos proteger a los niños migrantes estableciendo pasajes seguros y legales y garantías que preserven su seguridad y mantengan a raya a los depredadores”.
Los datos de una encuesta sobre mujeres y niños migrantes realizada en Libia revela el terrible nivel de abuso que se produce a lo largo de la ruta migratoria. En el momento de la encuesta había 256.000 migrantes registrados en Libia, entre ellos 30.803 mujeres y 23.102 niños, de los cuales una tercera parte no estaban acompañados. Se cree que las cifras reales, sin embargo, son al menos tres veces más elevadas.
La mayoría de los niños y las mujeres indicaron que habían tenido que pagar dinero a los contrabandistas al comienzo de su viaje; por ello, muchos tenían deudas que debían “pagar a medida que avanzaban” y eran vulnerables al abuso, el secuestro y la trata.
Las mujeres y los niños también informaron que en los centros de detención libios –administrados tanto por el Gobierno como por las milicias armadas– vivían hacinados en duras condiciones, sin alimentos nutritivos ni refugio adecuado.
“No se debe obligar a los niños a poner sus vidas en manos de contrabandistas simplemente porque no hay alternativas”, dijo Khan. “Tenemos que abordar a escala mundial las cuestiones que impulsan la migración y poner en marcha medidas más sólidas para proteger a los niños en tránsito por medio de un sistema de pasaje seguro y legal para los niños en movimiento, ya sean refugiados o migrantes”.