Una travesía de 26 días, a remo y vela, que terminó de la peor manera. Aquí el texto completo que acaba de publicar Antonio de la Rosa.
Un dramático mensaje envió el navegante español Antonio de la Rosa, que tras remar y recorrer a vela el trayecto entre la isla Navarino (Chile) hasta las Georgias del Sur, quedó abandonado por el capitán de quien sería su barco de apoyo para la travesía. En un extenso mensaje publicado en su página y también en su perfil de Facebook, de la Rosa relata todo lo vivido desde que contrató los servicios de esa nave para seguimiento y seguridad y su partida el 7 de enero.
Tras 26 días de navegación a vela y remo, fue remolcado a la isla Georgia del Sur, su barco destrozado y aún se encuentra allí, pidiendo ayuda y la multiplicación del mensaje sobre la odisea que ha vivido.
Aquí el texto completo que acaba de publicar Antonio de la Rosa:
«Esta es la Historia que nunca hubiera querido tener que contar, sin duda la más dura y difícil de esta expedición.
Habréis podido ver que he realizado una expedición a remo y vela desde Cabo de Hornos hasta Georgia del Sur en 26 días, y os preguntareis ¿Qué fue lo más difícil, el clima, el viento, las grandes olas, los problemas eléctricos, la soledad?
LA PEOR, PEOR PARTE CON DIFERENCIA, fue la que tuvo que ver con el «barco de apoyo».
Contraté los servicios de Ezequiel Sundland y su barco el Ypake II por una cantidad elevadísima de dinero, pero es lo que hay por estas latitudes para:
1. Seguir de manera continuada a la embarcación Ocean Defender para proporcionar un posible rescate si fuera necesario, además, para obtener el permiso de salida de Puerto Williams era obligatorio este barco de seguridad y asistencia.
2. Llevar a una productora que filmaría de manera continua las imágenes que irán en un Documental.
3. Transportar de vuelta a P.Williams mi embarcación desde Georgia del Sur, tras haber concluido la expedición, además de las personas implicadas .
Salí el 7 de enero y las primeras 24 horas de aventura el velero se mantuvo a mi lado, con una separación de 1-2 millas, algo que pensé que realizaría durante el resto de la expedición salvo excepciones como un dramático temporal, eso estaba hablado, sálvese quien pueda lógicamente.
Según fueron pasando los días, esta embarcación se separaba cada día más de mí, tan solo estábamos juntos 1 hora, y después se marchaba 2 o 3 días e incluso llegando a estar 1 semana sin contacto. Llegó a estar a más de 200 kilómetros de distancia, ambos barcos llevamos un sistema de localización y posicionamiento Inreach satelital, toda esta información la tenía en tiempo real, si yo hubiera necesitado un rescate, éste habría sido imposible por parte del velero y en estos momentos estaría muerto, demostrando el capitán que poco le importaba mi vida.
Durante repetidas ocasiones de la expedición, en situaciones complejas de navegación, he visto comprometida mi seguridad. Los encuentros con el “velero de asistencia” durante los 26 días que duró la expedición fueron contados, con lo cual el segundo trabajo contratado, la filmación continuada, no fue posible.
Para la llegada a Georgia del Sur que finalmente sería el 2 de febrero del 2023, tras en un principio definir que iríamos a Hankoon Bay donde completaría la travesía con el viaje a pie y esquís de Shakelton, el capitán cambió el punto de llegada y las condiciones de forma unilateral al Sur, sin consenso ni previo aviso, limitando mi expedición en varios aspectos.
Finalmente decidió esperarme a resguardo en una bahía al sur de la isla y dejarme solo en el mar, durante los últimos 7 días.
La llegada por el sur es muy peligrosa, y el capitán me dijo por mensaje satelital que vendría a buscarme cuando estuviera a 20 millas para darme seguridad y filmar esa última parte, pero nunca fue así y tuve incluso que entrar arriesgando la vida con vientos catabáticos, olas de rebote contra las rocas y atravesando la peligrosa costa, de la que no tenía referencias ya que pensaba llegar a otro lugar, teniendo que entrar por mis propios medios hasta la bahía Smaaland Cove donde me esperaban.
Finalmente, desde este punto remolcó mi barco para llegar a Gritbyken. Tras 20 minutos pude comprobar que el barco estaba mal amarrado y tras comunicárselo al capitán entró en cólera y me quiso golpear, algo que el resto de la tripulación evitó, e incluso me dijo amenazándome “te voy a tirar por la borda.”
Tras 10 horas remolcado, el barco Ocean Defender llegó destrozado en la proa a la Bahía de Gritbyken, donde el velero fondeo.
En la madrugada del 3 de Febrero, decidí esperar a que la gente estuviera dormida y huir del velero con mi embarcación dañada a la orilla más cercana, temiendo por mi integridad física si me mantenía cerca del capitán.
Ese es el motivo por el que aún me encuentro en Georgia del Sur, y no publiqué este texto antes porque Alfonso de Posovisual se tuvo que volver en el velero a Puerto Williams ya que a él no le dejaron quedarse aquí, y por miedo a represalias hemos esperado que estuviera a salvo.
Muchas gracias a todas las personas que me están ayudando de forma desinteresada en este final de Aventura y por supuesto a la gente de la Base en Gritvyken
Si podéis compartir este relato sería genial para dar a conocer la clase de persona que es Ezequiel y que esta situación no le pase a nadie de nuevo».
De la Rosa incluye en su publicación el link adonde se puede leer la historia completa de lo que está viviendo en estas horas: ANTÁRTICO EN SOLITARIO, LA OTRA HISTORIA