La NASA, la agencia espacial de Estados Unidos, ha revelado la fecha en que el asteroide Bennu, considerado uno de los más peligrosos conocidos, podría impactar contra la Tierra, y ha solicitado la ayuda del Vaticano para estudiar este fenómeno cósmico.
El asteroide que amenaza la tierra
Bennu, un asteroide con un diámetro de 492 metros, ha estado bajo la lupa de la NASA durante más de una década. Aunque la probabilidad de que impacte contra la Tierra es baja, aproximadamente de 1 entre 2.700, se considera uno de los objetos más peligrosos de nuestro sistema solar junto con el asteroide 1950 DA.
El impacto de un asteroide de tal magnitud podría tener consecuencias devastadoras. La NASA ha establecido que la fecha potencial de impacto de Bennu con la Tierra sería el 24 de septiembre de 2182, dentro de 157 años.
Llamen al Vaticano
La NASA ha desplegado una misión llamada OSIRIS-REx, que se lanzó en 2016 con el objetivo de recolectar muestras del asteroide y traerlas de vuelta a la Tierra. Es una de las misiones más ambiciosas y menos conocidas. Las características sorprendentes de la superficie de Bennu, que se asemeja a una pileta de bolas de plástico, complicaron la misión.
Para estudiar estas muestras inusuales, la NASA ha recurrido a la experiencia del Vaticano. El Observatorio Astronómico del Vaticano, dirigido por astrónomos jesuitas desde la década de 1930, cuenta con una valiosa colección de restos de meteoritos y ha desarrollado técnicas para medir la densidad y porosidad de las rocas espaciales. El hermano Robert J. Macke, a cargo de la colección, ha diseñado un dispositivo personalizado que ayudará a analizar las muestras.
La importancia de las muestras de Bennu
Fue en octubre de 2020, cuando la nave de la agencia espacial realizó un aterrizaje histórico en el asteroide. La misión OSIRIS-REx traerá muy pronto de vuelta a la Tierra aproximadamente 250 gramos de material rocoso recolectado de la superficie de Bennu. Estas muestras ayudarán a los científicos a arrojar luz sobre la formación de nuestro sistema solar hace 4.500 millones de años y podrían proporcionar pistas sobre cómo comenzó la vida en la Tierra.
Fe y Ciencia
El hermano Macke, cree en la compatibilidad entre la fe y la ciencia, y ha demostrado que la colaboración entre la NASA y el Vaticano es posible. A pesar de los desafíos en la misión, su dispositivo ha demostrado ser una pieza crucial para el estudio de Bennu.
La historia del Observatorio Astronómico del Vaticano se remonta al siglo XIX, cuando el sacerdote Angelo Secchi construyó una base de estudio en el techo de la Iglesia de San Ignacio de Loyola en Roma. Desde entonces, los astrónomos jesuitas han estado contribuyendo al entendimiento del cosmos.
Este esfuerzo conjunto entre la NASA y el Vaticano demuestra que ciencia y fe pueden trabajar en conjunto en la búsqueda del conocimiento y la comprensión de nuestro universo. Además, resalta la importancia de la cooperación internacional en la exploración y la investigación espacial, especialmente cuando se trata de amenazas potenciales para nuestro planeta.