Para quienes no tuvimos vacaciones, enero tuvo en las pantallas dos juicios por muertes tremendas y crueles: la del pequeño de cinco años de La Pampa y la del joven Fernando Báez Sosa. En ambos, los medios se ensañaron más en los detalles morbosos que en la información.
La madre de Lucio Dupuy y su novia fueron consideradas culpables de la muerte del pequeño y tienen un horizonte de prisión perpetua. La primera parte de la sentencia fue dada a conocer hace minutos por el tribunal pampeano y de acuerdo con la calificación, a Magdalena Espósito Valenti y su pareja Abigail Páez les espera una merecida vida de cárcel.
Otro tanto podría suceder con varios de los ocho acusados por la muerte del joven Fernando Báez Sosa, ocurrida en Villa Gesell, el 18 de enero de 2020. En este caso, la sentencia será dada a conocer el próximo lunes 6 de febrero, a las 13.
Sin la presencia de las dos acusadas del crimen del pequeño y con una importante marcha en reclamo de justicia en la puerta del juzgado, el tribunal integrado por Alejandra Ongaro, Andrés Olié y Daniel Saez Zamora coincidió con la calificación sostenida por el fiscal y la querella. La pena que le corresponde a ambas no escaparía a la de prisión perpetua, consideraba en la calificación de ser penalmente autoras del delito de “el delito de homicidio calificado y abuso sexual ultrajante”.
Sangre y morbo
Tanto en este hecho aberrante, ocurrido en la tardecita del 26 de noviembre de 2021 en la capital pampeana, como el registrado en el boliche de la ciudad balnearia, la mediatización de los canales televisivos, diarios, portales y radios capitalinos no tuvo límite. Además del relato de lo que aconteció en las audiencias, pusieron especial acento en los detalles de los peritos forenses y en el caso de Lucio, en las atrocidades que se verificaron además de las conversaciones que mantuvieron en sus celulares. Cada uno de los detalles que ya estaba en los expedientes y fue ventilado en ambos juicios orales, elevó el nivel de repudio y pedido de justicia, pero también fue creciendo el apetito de morbo que mostraron los medios.
Ese matiz particular, con aderezos de descripciones de heridas y truculencias, no buscaron ejemplificar o educar sobre estos delitos terribles, sino insuflar otro órgano histórico de muchos medios de comunicación: la multiplicación de ingresos económicos a partir del dolor y la tragedia ajena.
El rol de la prensa
¿Hasta qué punto mostrar el detalle de una golpiza (tanto en un cuerpo de cinco años como en el de 18 años) forma parte del periodismo?. Le pertenece más a la investigación judicial y aporte de pruebas, dicen por una parte. Por el otro, esgrimiendo la libertad de informar, especialistas, paneles y mediáticos ocuparon horas y espacios de los medios.
Y no sólo eso: durante este enero, en el vecindario o en los lugares de vacaciones, esos detalles también ocuparon los espacios en las charlas cotidianas. Enero estuvo cruzado por crímenes, juicios, autopsias y una pelea sin cuartel entre los medios para ver quién se quedaba con las manos más ensangrentadas.
¿La exhaustiva información y el detalle morboso evitará que vuelvan a suceder hechos similares?